Cuenta la leyenda que un Aprendiz de Brujo, llevado por la vanidad juvenil y queriendo mostrar su superioridad, pronunció conjuros que había aprendido de memoria sin entenderlos, y propició la aparició n de un muerto. Sin embargo, como no controlaba los conjuros, no pudo impedir que una Sombra Caníbal aprovechara la grieta abierta entre el pasado y el presente para penetrar en el mundo.
A partir de entonces, el joven Brujo estuvo a merced de la Sombra, la cual le perseguía a distancia con el fin de poseerle y entrar en su cuerpo. Durante años el Brujo esquivó a la Sombra, pero la Sombra fue creciendo y se lanzaba sobre el Brujo y le arrancaba trozos de su persona. Después de cada combate el Brujo salía debilitado,y la Sombra, robustecida.
Pero llegó un día en que el Brujo se percató de que en el siguiente combate la Sombra ya le habría robado todos sus rasgos y comenzaría a hacer el mal usando su nombre. Entonces dejó de huir porque vio que el ú nico modo de acabar con la Sombra era enfrentarse con ella. En lugar de temerla, buscarla; en lugar de ir dando trozos de su cuerpo, chocar con todo el cuerpo contra la Sombra.
El combate duró muchos dí as y la luz verdosa del abrazo fue vista desde lugares remotos. La Sombra avanzó hacia el Brujo tomando la forma de todos los asesinatos, secuestros y torturas, pero el Brujo abrazó cada uno de los crímenes y los reconoció como suyos. A medida que los asumía, las victimas descansaban y la Sombra se achicaba. Cuando la Sombra quedó vacía de maldades, se disolvió como un hedor.
El Brujo sobrevivió al combate, pero ya no era un joven vanidoso e inseguro, sino un anciano que conocía toda la extensión del Mal. Gracias a su sabiduría, ninguna Sombra Caníbal pudo ya hacerse pasar por un humano en aquella tierra.
úrsula k. leguin